El orgasmo no es lo más importante

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Si borramos de nuestra cabeza que el objetivo único y primordial de la relación sexual es llegar al orgasmo… Seguramente habría muchos menos casos de anorgasmia. Que queremos disfrutar y llegar a ese momento estupendo de clímax, está claro, pero tener grabado a fuego en nuestra cabeza ese deseo, ese objetivo es -en muchos casos- anular nuestra capacidad de disfrute con todo lo demás que rodea la relación sexual y que también nos puede dar placer. Poner como meta el orgasmo es un error común que cometen muchas parejas con problemas de anorgasmia y que ayuda a perpetuar el problema.

Se que me repito más que el ajo, pero sigo diciendo que cuanto más te empeñas en buscar el orgasmo, más favoreces su bloqueo. Nuestra cabecita es muy sensible y aunque no seamos conscientes de la presión que le metemos, lo hacemos. Los problemas de anorgasmia son más comunes en mujeres que en hombres. Ello genera mucha tensión y frustración, pero no sólo en la persona que lo padece sino también en la pareja.  Y suele haber dos vertientes que ayudan a encallar el problema: Una tiene que ver con la propia presión y exigencia que la persona se autoimpone y la otra que viene de la pareja, empeñada en conseguir que lo logres por todos los medios. Por un lado, quieres disfrutar por ti misma y por otro te gustaría ver feliz a tu pareja. La mezcla de ambas cosas da como consecuencia el bloqueo.  Presión propia + Presión de la pareja= Bloqueo. 

¿Cómo se puede solucionar esto? Dejando de pensar que lo que quieres conseguir a toda costa es llegar al ansiado orgasmo. Sé que esta afirmación es un tanto facilona, y te preguntarás cómo se hace eso… Pues, en primer lugar, teniendo la paciencia suficiente para apostar por relaciones sexuales SIN orgasmo. Es decir, dándote un tiempo. Un tiempo en el que tienes que apostar por tener relaciones en las que no habrá orgasmo pero sí relax, disfrute… Hasta que llegue el día en que el orgasmo estalle sin habértelo propuesto realmente. En el momento que bajas la tensión, rebajas tus propias expectativas (y las de tu pareja), todos los resortes de tu cerebro desconectan la alerta máxima, favoreciendo que te relajes y sueltes las riendas que te frenan. Entonces llega el orgasmo.

Por lo tanto, hay que aprender a “expandir” la relación sexual. No se me ocurre otra palabra para expresarlo mejor. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay que dejarse llevar un poco más y disfrutar de todo lo que te aporta el encuentro sexual, ¡que es mucho!: sentir las caricias en tu piel, el roce con la otra persona, los olores y sabores, tratar de conectar con la otra persona más allá de lo puramente genital…Hay que abrir la mente y dejarse llevar por las sensaciones que se experimentan con el “todo”, no sólo con la parte de la estimulación genital pura y dura.

El orgasmo es mental. Quédate con esta reflexión. La sexualidad está en nuestra cabeza, por eso cuando bajamos nuestros altísimos niveles de atención y de control, empiezan a suceder cosas interesantes. Esa tiene que ser nuestra meta final, el relax total. Abandonarse.

Y eso puede suceder si tú te lo propones. Solamente durante ese ratito de sexo, vale. Y luego vuelves a tu control habitual. Pero trabájalo y conseguirás que tus relaciones sexuales mejoren ostensiblemente.

Pautas que te pueden ayudar si te cuesta llegar al orgasmo:

No tengas una relación sexual sólo pensando en que “hoy lo vas a conseguir”.

No te sientas obligado/a a hacer el amor para complacer a tu pareja.

Tu orgasmo, por supuesto, hará feliz a tu pareja, pero no quieras llegar a ello por ver su cara de felicidad.

Si sientes que tu pareja está casi más preocupado/a que tú, habla de ello y dile cómo te sientes.

No engañes a tu pareja y finjas que tienes un orgasmo si no  lo tienes.

Si estás empeñado/a en conseguir que tu pareja llegue al orgasmo sí o sí, estás perdiendo el tiempo. Trata de olvidarte del tema y relajaos los dos. Aunque te desespere el tema, cuanta más presión pongas en ti y en ella, mucho peor para vuestra relación.

Propongo un juego que, si cumplís, veréis que cambian las cosas. Y es el siguiente: Cuando vayas a hacer el amor con tu pareja tienes que pensar que NO VAS A TENER ORGASMO. Es más, piensa que no quieres tenerlo: “paso del orgasmo”. Asume que no tienes orgasmos, que ya lo has intentado bastante y que es el momento de empezar a disfrutar las relaciones de otra manera, así que ríndete y acepta tu anorgasmia. Con esta pauta en la cabeza, empieza a besar a tu pareja y déjate llevar…

Debajo de este post tienes los comentarios. Cuando tengas un rato -y hayas practicado mi truco- cuéntame cómo te vas sintiendo y si notas algún cambio.

¡¡Vamos a por ello!!! Ánimo!

 

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