Más de 6 de cada 10 mujeres afirman sentir algún tipo de malestar o dolor (al menos ocasionalmente) en su zona íntima…
¿No os parece una pasada? ¿Y a que, seguramente, no conocéis a ninguna amiga, novia o familiar que os cuente que es ella la que sufre esos dolores? Eso es porque no lo confesamos. Nos cuesta mucho hablar del tema. ¿Por qué, a estas alturas de la película, silenciamos este tipo de cosas? Quién sabe. Vergüenza, falta de naturalidad ante el sexo (¡todavía!), educaciones sexuales muy restrictivas… En fin. Mucho arroz.
Uno de esos dolores incapacitantes, que puede interferir en la relaciones sexuales porque, lógicamente, con dolor no apetece hacer el amor… es la vulvodinia que, como su nombre indica, se trata de dolor en la zona de la vulva. Si el dolor está expandido por toda la zona, se denomina vulvodinia generalizada y si está más centrado en la abertura vaginal, que se llama vestíbulo, será una vulvodinia localizada. Es una molestia muy frustrante porque no tiene una causa clara y es muy variable: puede durar mucho tiempo, puede ser pasajero, el dolor puede ser constante o ser intermitente, etc.
Algunos de los síntomas son:
- Ardor.
- Irritación.
- Escozor.
- Inflamación.
- Dolor.
- Dolor punzante, como si te pinchara.
Como digo, muchas mujeres callan ante este tipo de síntomas porque a veces, incluso, no se han parado a mirar con un espejo si la zona está inflamada o no. Da vergüenza, pudor… –¿Cómo le voy decir yo a nadie que me duele ahí abajo?– Pues aunque parezca una frase del siglo pasado, esto sigue ocurriendo hoy en día. Y este tipo de frases siguen vigentes. Es importante visibilizar estos problemas para, sencillamente, normalizarlos. Porque la vulva, los genitales, tanto femeninos como masculinos, son una parte más de nuestra anatomía y de la misma forma que nos importa un pepino hablar de un dolor de codo, deberíamos poder expresar con nuestras parejas, amigos, familiares, etc., lo que nos pasa.
En el caso de un dolor continuado, de la misma forma que voy a un fisio o a que me hagan una radiografía del tobillo ante una inflamación, la mujer debe acudir al/la ginecólogo/a. Ese es el primer paso para descartar posibles infecciones, ETS o tumoraciones que estén favoreciendo los síntomas. Después llegará el paso de cómo tratarlo.
ALgunos de los posibles tratamientos pueden ser:
Farmacológico. en función del diagnóstico y de lo que tu médico decida, se pueden aplicar cremas tópicas, anestésicas o con estrógeno (si se trata de problemas hormonales), u otros tipos de medicación, a valorar por el médico. También hay que valorar si en ese dolor tiene que ver el suelo pélvico y trabajar enfocándose en mejorar el tono. La radiofrecuencia suele ir muy bien, pero en estos casos tienes que ponerte en manos de un fisioterapeuta especialista para abordar los tratamientos adecuadamente. En casos menos frecuentes, se puede llegar a valorar la posibilidad de algún tratamiento quirúrgico, algo que siempre ha de ser llevado de la mano de un profesional. Las molestias pueden causar tanta frustración y disgusto que siempre será buena idea valorar la posibilidad de consultar con un/a psicólogo/a que ayude a gestionarlo.
He descubierto una marca, Intyessentials, que está especializada en productos íntimos para paliar los «dolores sexuales» y me ha gustado porque, aparte de que los productos son naturales, sin sustancias nocivas y respetuosos con el medio ambiente, me parecen interesantes las rutinas que proponen y también alguno de los productos que venden, que os enseñaré en otro artículo. Es una empresa familiar, muy comprometida con la educación sexual. De momento, os dejo enlace a su web para que vayáis echando un vistazo.