Como os contaba en el anterior artículo, todas las relaciones sexuales que abordamos con dolor nos van a generar frustración y, por supuesto, inapetencia sexual. El vaginismo es uno de esos problemas que generan dolor y que afectan considerablemente a la pareja. La imposibilidad de llevar a cabo una penetración, acaba generando reacciones en la pareja que, a veces, suman al problema y enrevesan más la solución. Aparte, por supuesto, de la propia sensación de impotencia ante el problema.
El vaginismo es una reacción involuntaria del cuerpo que lleva a cerrar la vagina cuando se va a producir una estimulación cerca. Es decir, los músculos vaginales se contraen de tal forma que «por ahí» no entra nada. A algunas mujeres les resulta impensable hasta introducir un tampón en los días de su regla, porque se ha producido ese aprendizaje involuntario en el que que se va a avisar a la vagina para que se cierre irremediablemente cuando algo se acerca. Es un click automático y, por lo tanto, difícil de desbloquear. Para conseguirlo, se necesita una fuerte dosis de compromiso personal para cambiar creencias establecidas hasta la fecha, para flexibilizar mi mirada hacia mi propio cuerpo y para reorganizar también las dinámicas que he establecido con la pareja (en caso de tenerla). Hay trabajo por delante.
Por suerte, tenemos la terapia que, en estos casos, es fundamental porque la dificultad, en el vaginismo, va más más allá de ese espasmo físico automatizado… Hay que trabajar a nivel emocional y que hacer mucha psicoeducación, para reestructurar los pensamientos que se han construido en torno a la sexualidad y las vivencias que esa persona pueda haber tenido.
Además de la terapia psicológica, sería muy interesante trabajar en colaboración con un profesional de suelo pélvico para aprender a relajar la musculatura tan hipertónica que, seguramente, se ha desarrollado, con ejercicios específicos, radiofrecuencia e, incluso, añadiendo trabajo con dilatadores graduados. Éstos pueden ayudar enormemente a eliminar miedos de forma paulatina, porque ayudan mucho a relajarse. Si una mujer con vaginismo piensa que en su vagina tiene que entrar algo del tamaño de un pene, lo más probable es que sienta que «eso» no cabe y se verá incapaz. Sin embargo, si lo que se acerca a la vagina tiene, en principio, un tamaño muy pequeño (el tamaño de un dedo meñique), la aproximación a la vagina será mucho menos estresante.
Para lograr resultados se recomienda trabajar con mucha frecuencia pero poco tiempo, comenzando con un mínimo de un minuto de dilatación, con el objetivo de realizar sesiones de 5 a 10 minutos, 5 a 6 días por semana.
intyessentials
Te dejo enlace a la web de Intyessentials, que tiene estos dilatadores que me han gustado mucho, por su forma, sus tamaños y su tacto. Son productos naturales, que debes utilizar en sinergia con el lubricante natural a base de agua que ellos mismos te proponen.
Si sientes que tu vaginismo o de tu pareja limitan vuestra sexualidad, no lo pienses mucho más y ponte manos a la obra. Es un problema que se puede solucionar, con mucho trabajo, no te engaño. Pero con constancia y muchas ganas puedes jugar a descubrir cosas nuevas sobre ti que antes ni te habías planteado por tus miedos e inhibiciones. Yo siempre le digo a mis pacientes: esto es difícil, pero también es bonito descubrirte a ti misma casi por primera vez y si tienes pareja, será un interesante renacer de la relación para ambos ♥️.