Ahora el SQUIRTING es la práctica de moda y todo quisqui publicamos artículos en torno a ello. Yo ya llevo unos añitos hablando del tema, la verdad y aunque creo que es maravilloso probar cosas nuevas que enriquezcan la sexualidad, también considero que obsesionarse con lograr resultados es nefasto para tu sexualidad. Eso os lo cuento en el podcast que va después de este artículo. hablemos del squirting:
¿En qué consiste? A través de una estimulación muy concreta (a la mujer), se puede alcanzar un potente orgasmo que va acompañado de una aparatosa explosión de líquido expulsada por la uretra. Como si se explotara un globo rebosante de agua. Y a veces parece que me quedo corta hablando del tema, a la vista de los los comentarios, artículos, películas y demás testimonios que dan buena cuenta de las mieles de esta última tendencia en cuestiones de sex. Cuando algo se pone de moda, la información nos bombardea. Completo un poquito dicha información:
Ese líquido que se expulsa…: ¿Es pis? ¿Es un líquido parecido al semen? ¿Agüilla mezclada con “algo”? ¿Qué narices lleva esa ducha erótica, que acaba regando al de enfrente?
Hasta hace nada hablábamos de eyaculación femenina, sin más aderezos, pero ahora los estudios tienden a diferenciar entre la eyaculación, que sería menos abundante, y este chorro a propulsión. No es orina, pero lleva algo de orina porque el líquido proviene de la vejiga y de la estimulación de una glándula (skene) que es similar a la próstata.
Personalmente no acabo de comprender el matiz que proponen algunos expertos, negando que se trate de una eyaculación ya que, según el diccionario, la eyaculación se define como la expulsión con fuerza del contenido de un órgano, cavidad o depósito. Eyaculación, es. Pero bueno, ciñéndonos a lo dicho más arriba, no se trata de la llamada “eyaculación femenina”.
Digamos que el squirting es el resultado de un orgasmo que se produce gracias a la estimulación del punto G y que desencadena esa eyaculación un tanto escandalosa.
¿Es fácil conseguirlo? Pues no. Las cosas como son. He leído unos cuantos artículos en los que se enseña cómo lograr un squirt, pero lo cierto es que no es tarea sencilla, habida cuenta que no está demostrado que todas las mujeres tengan punto G, o al menos hayan logrado localizarlo.
Digamos que la teoría es la siguiente:
Se estimula la zona del punto G, de forma firme y continuada, e incluso cuando se tengan sensaciones algo molestas o ganas de hacer pis… hay que seguir y dejarse llevar. En algún momento se produce una sensación de no retorno en el que la eyaculación es inminente y ¡Chan!… Sucede.
Esa es la teoría. En la práctica la cosa es más complicada porque el punto G, (que “supuestamente” no está demostrado que exista en todas las mujeres) se encuentra a unos 5 cms de la entrada de la vagina, arriba. La mujer ha de estar tumbada boca arriba y tenemos que introducir los dedos con las yemas hacia arriba, como si hiciéramos el gesto de decir ven ven. Esa zona llamada punto G, recibe las terminaciones nerviosas del clítoris, que no es sólo ese botoncillo que sobresale de su capuchón, sino algo mucho más completo que se asienta dentro del cuerpo (tenéis algún que otro artículo como éste, en el que hablo de ello). Digamos que es como el tronco de un arbolillo diminuto con raíces muy profundas que se extienden por toda la zona de la pelvis. Cuando se estimula mucho todo el clítoris, por dentro y por fuera, esa zona en la que se encontraría el punto G se engrosa y es el momento de darle caña. Sí, la estimulación puede ser relativamente sencilla pero conseguir la explosión, no tanto.
Existen vibradores con cierta forma curvada para llegar a la zona. Imaginación al poder.
A veces esta eyaculación tan espectacular se produce de forma fortuita, sin haberlo preparado y buscado, y se puede convertir en algo habitual o en algo que no vuelva a repetirse. También puede suceder con unas parejas concretas y con otras no. Cuando se trata de relaciones interpersonales y con sexo de por medio, cualquier cosa es posible. O no… De ahí que sea tan importante no enrocarse y tratar de conseguir metas concretas.
El porno ha puesto de moda esta práctica y, sí, puede tener su gracia experimentarlo pero recuerda que por mucho que oigamos hablar de ello, no es necesario romperse la cabeza para conseguir que nos suceda a nosotros, ni pensar que hay algo que no funciona bien si no lo logramos. Probar sí, jugar sí, reír sí… Obsesionarse, frustrarse, insistir e insistir… ¡NO!
Ale, dicho queda. A divertirse. Y si cuela, a comprar algún juguetillo molón.
6 comentarios
Pues a divertirse!!!
Impresionante lo que nos enseñas, Lorena. Cuando pensamos que a cierta edad ya sabemos “todo” siempre hay flecos que tú nos explicas.
Muchas gracias y a ver si vuelves a la tele, que nos haces falta…
Mil gracias Luis!!
Yo puedo decir que he sido afortunado porque se lo he conseguido a una amiga intima, fue verdaderamente espectacular, se mojaron la sábana y el colchón con ese liquido transparente sin olor ni color pero lo importante fueron los gritos y convulsiones del placer que le provoque a mi amiga y estuvimos un rato largo con ese placer. Si lo conseguis con vuestra pareja o amiga, lo pasareis en grande. Saludos
Pues no está nada mal la experiencia que tuviste!!! ABrazo…