Supongo que ya quedan pocas personas que ignoren el significado de esta palabra que alude a “las dejadas” en plan fantasma, sin dejar huella y desapareciendo del mapa…
Quizá, como nos hemos acostumbrado a “consumir” relaciones como si fueran pipas: conozco a alguien, lo trabajo un poquito, me canso y lo tiro, pues se nos empieza a antojar como algo natural largarse sin dar una explicación viable que alivie la tensión a la persona “dejada”. El ghosting se pone de moda entre la gente que tiene relaciones no estables y que no tiene ganas de enfrentarse a la situación de tener que decir algo así como: esto no me gusta y prefiero dejarlo.
Se trata de un acto de cobardía difícil de justificar y deja en muy mal lugar a quien lo practica. ¡Ojo! que como contamos en el podcast y según una encuesta realizada en la Universidad de Georgia, esto del ghosting lo ha practicado más de un@ ¡con frecuencia! Lo que nos lleva a pensar (al menos a mí) que estamos un poquito tocados del ala.
Se sufre, se pasa muy mal, se deja la autoestima de la persona dejada por los suelos y bien podemos considerarlo la crueldad innecesaria de alguien profundamente inmaduro/a. Hay que tontitos nos ponemos a veces cuando las cosas no nos gustan y no nos atrevemos a enfrentarlas…
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